Vivimos en una época en la que ser padres es, más que nunca, un reto. La tecnología, que tanto bien nos hace, también puede ser un gran obstáculo. El secreto no está en hacerle la guerra, sino en aprender a canalizar los intereses de los chicos hacia una dirección positiva; por ejemplo, aprovechar su gusto por comprar cómics y navegar en Internet, para ampliar su interés por la lectura.
Algunos padres conservadores tienden a rehusarse a este tipo de iniciativas por pensar que estas aficiones entre otras cosas, pueden distraer a los niños de sus prioridades y hacerlos enfocarse en elementos totalmente irrelevantes o perjudiciales.
No podemos negar que este riesgo existe, de hecho, hay casos donde la intervención de un psicólogo es necesaria. Pero el problema no es el recurso, sino cómo lo utilizamos y es aquí donde corresponde ejercer la paternidad con algo de creatividad.
Retomado los ejemplos anteriores, comprar cómics además de ser una alternativa para irles enseñando la afición por la lectura, también es una oportunidad para educarles. Si sabemos seleccionarlos, podemos encontrar muchos que además de ser entretenidos y estar cargados con los elementos de acción y ficción que les encantan, igualmente traen consigo alguna moraleja o enseñanza que podría serles de utilidad.
Con los niños es mucho más sencillo, porque los superhéroes tienden a ser sus modelos a seguir y algo que podemos resaltar de estos personajes, es su gran compromiso con la justicia, el cumplimiento de los deberes ciudadanos, el respeto y otros tantos valores, por lo que pueden servirnos como referencias para enseñarles cómo deben actuar.
Otros recursos
La lectura no es el único recurso que tenemos a nuestra disposición para asegurar la buena educación de nuestros hijos. Además del sistema académico, por supuesto, existen actividades extras cuyo fin es demostrarles que ser buenos ciudadanos también es divertido.
Una granja escuela es un ejemplo perfecto de ello. Puede sorprendernos lo mucho que les divierte entrar en contacto con animales tales como ovejas, caballos, conejos y el interés que demuestran por conocer la forma correcta de alimentarlos y cuidarlos. De hecho, más que para desarrollar un sentido de responsabilidad hacia la naturaleza, esta clase de experiencias, pueden ser determinantes para ayudarles a decidir el tipo de profesionales que serán.
Es natural que como padres, sintamos cierta preocupación por el tipo de valores con los que nuestros chicos se identificarán cuando sean adultos; este el gran desafío de la crianza. Sin embargo, en este afán por protegerles lo mejor no siempre es hacerle la guerra a sus gustos, sino convertir a estos en asociados que nos ayuden a cambiar las estrategias de enseñanza y hacerle sentir a nuestros hijos que no estamos en contra de todo lo que a ellos les atrae.