Rara es la persona que no haya hecho una solicitud de préstamos de dinero alguna vez en su vida. Casi todos hemos solicitado una hipoteca, un préstamo personal para comprar muebles o irnos de viajes, hemos financiado el coche o los electrodomésticos o incluso objetos de menor valor.
Pero endeudarse puede acarrear innumerables problemas si no se tiene cuidado y se hacen muchas cuentas antes de tomar la decisión. Y es que, si sumamos la hipoteca, la letra del coche, lo que debemos pagar por la financiación de la televisión y la factura que a fin de mes llega del hipermercado de turno podemos llevarnos la desagradable sorpresa de que el sueldo no llega para todo. Y es que por separado las facturas tal vez no parezcan elevadas, pero cuando se juntan es como si se multiplicaran.
Por eso, es importante conocer el nivel de endeudamiento que podemos soportar con nuestros ingresos. De ello dependerá que nos veamos o no ahogados por una situación no pensada o imprevista.
Lo primero que hay que tener muy claro es cuánto dinero entra en casa y también si esos ingresos son fijos o no. Si no lo son tal vez sea necesario ser algo más precavidos para no perder un “colchón”, esos ahorros que nos puedan hacer falta más adelante.
Después hay que contar con todos los gastos comunes y habituales: luz, agua, ropa, alimentación, impuestos, gastos de mantenimiento del coche o del colegio de los niños…Solo hay que restarlo de los ingresos y ya tendremos una idea de hasta qué punto podemos solicitar un préstamo o mejor prescindimos de ese capricho que, al fin y al cabo, tal vez no sea necesario.
De manera que antes de endeudarse hay que pensar y hay que hacerlo mirando al futuro. Un capricho hoy puede ser un lastre dentro de un mucho tiempo.